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Por David Arboleda

@DavidArboledaGz

El Carnaval de Riosucio, ya reconocido por reseñas de viajes en medios internacionales y por aparecer en las listas de diferentes guías turísticas como uno de los eventos culturales más representativos de Colombia, atrae una masiva atención, alcanzando su punto máximo de visitantes en las noches y madrugadas que transcurren con chirimías, grupos musicales, y baile, desde las dos plazas principales, hasta las calles y barrios de todo el pueblo.

Esta población de tradición cafetera, ubicada en el noroccidente del departamento de Caldas, no se queda corta en preparativos para el gran festejo en el que confluye la palabra, la danza, la música, el teatro, y otras ramas artísticas que se encuentran cada dos años, para celebrar alrededor de un emblemático diablo.

El Precarnaval

Un año descansa Riosucio, de una fuerte descarga carnavalesca, para retomar de nuevo con actos oficiales, que empiezan con la instalación y los decretos, y continúan con el Alegre Despertar del Carnaval, el 2 de enero, fecha en la que comienza la fiesta en pleno.

Solo las Cuadrillas, cuyo desfile es uno de los actos principales durante el Carnaval, necesitan otros dos años de preparación mientras se consiguen patrocinadores y una cuidadosa planeación para participar con disfraces, musicalización, y coreografías, culminando su función en las casas cuadrilleras, donde la imaginación y la creatividad son la esencia para alegrar a los espectadores que luego de apreciar las presentaciones en la plaza, acuden a los barrios donde se realizan los montajes de estos grupos organizados, compuestos por familias riosuceñas y otros adeptos al acontecimiento colorido.

El diablo anda suelto

Todo el Carnaval tiene una estructura de construcción colectiva a cargo de los llamados “matachines o carnavaleros”, quienes por medio de la palabra entretienen con humor y drama al público que acude a los actos de la gran fiesta, entre otras cosas, acompañada por la abundancia de ron, aguardiente, y la oferta gastronómica en parques y esquinas.

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Como lo definen los pobladores de Riosucio por medio del sitio web oficial del Carnaval, “no es un Diablo religioso, ni tampoco es una fiesta anticristiana.  El Carnaval no toca la religiosidad de los hombres. Es un estado anímico heredado de la tradición cultural aborigen y de la mezcla de culturas y razas que vivió la parte occidental de lo que hoy se llama Caldas”.

Un estado anímico del que se contagian los visitantes provenientes de todos los rincones de Colombia y del extranjero, celebrando en la fiesta que evoca el mito del diablo castigador, creado para unir a dos pueblos enemigos (Quiebralomo y la Montaña) que terminaron por fundar Riosucio en 1819.

Son pocas horas las que se duermen, pues hay actividades constantes, con particularidad en las plazas principales, donde la música y los tambores se detienen unas cuantas horas después de las 4:00 de la mañana, hasta que la multitud vuelve a levantarse al tiempo que llegan más curiosos, cuando la población da rienda suelta a nuevas interpretaciones.

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Cae la noche, el diablo recorre la plaza, y la manifestación colectiva sigue mientras las orquestas animan al público. Por ratos se da paso al ritual con una extensa poesía, cuyos versos cautivan la atención de aquellos amantes de la verbena, para luego entonar con alegría:

¡Salve, salve, placer de la vida!

¡Salve, salve, sin par Carnaval!

De Riosucio la tierra querida

eres timbre de gloria inmortal…

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Videos del Carnaval de Riosucio 2013:

(Las fotografías de esta publicación fueron tomadas durante el Carnaval de 2013)